Nací y crecí en Tenerife, en la Islas Canarias, pero mi primera clase de Bikram Yoga fue en Madrid, donde trabajaba como directora de arte en una agencia de publicidad.
Desde esa primera clase pude sentir cómo me limpiaba física y emocionalmente. Hacía años que tenía una hernia discal en la zona lumbar que me hacía vivir con dolor continuo y también sufría estrés y depresión, pero en solo unos pocos meses practicando puede sentir cómo todo se soltaba y se iba. Lo primero, y casi inmediato, fue la parte emocional, pero en pocas semanas los dolores en la espalda también se fueron.
En ese momento, yo estaba muy sorprendida por lo que estaba pasando y cómo después de tantos años intentándolo, al final había encontrado algo que funcionaba. Tras años de práctica diaria y con la experiencia de cómo el Bikram Yoga había cambiado mi cuerpo y mente, haciéndolos más fuertes y eficientes, me di cuenta de que había encontrado mi nuevo camino y decidí cambiar mi vida.
Fui a la formación de profesores de Bikram Yoga con Bikram Choudhury, creador de la serie, donde aprendí a mejorar mi práctica, cómo cualquier tipo de cuerpo responde ante la práctica, cómo el Bikram Yoga trabaja como terapia ante diferentes condiciones físicas y mentales, y también, la filosofía que hay detrás de la práctica. Desde entonces he seguido en continuo aprendizaje acudiendo a diferentes entrenamientos y workshops de yoga y pilates como complementos para compartir con mis alumnos.
Como profesora he viajado a diferentes estudios en América, Europa y Asia, enseñando yoga a personas con diversas condiciones físicas y mentales. En estos viajes también he tenido la suerte de aprender de profesores referentes como Juan Martín-Busutil y Adam Chipiuk, quienes me han inspirado y aportado mucho a mi enseñanza desde un plano técnico pero también mostrándome una perspectiva de la enseñanza que me ha hecho crecer mucho como profesora.